Publicado en: Revista de Historia de Jerez, nº 25, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, Jerez de la Fra., 2022, pp. 101-118, ISSN 1575-7129.
Resumen:
Se
estudia el destacado papel de patronazgo artístico de los Ponce de León sobre conventos, iglesias y cofradías
durante el Barroco a través de las tres ramas de la familia existentes en Jerez
de la Frontera.
Abstract:
The
outstanding role of artistic patronage of the Ponce de León over convents,
churches and brotherhoods during the Baroque through the three existing
branches of the family in Jerez de la Frontera is studied.
Palabras
clave: Barroco, Jerez de la Frontera, mecenazgo, Ponce de
León, arte religioso
Keywords: Baroque,
Jerez de la Frontera, patronage, Ponce de León, religious art
Los Ponce de León fueron una de las
estirpes aristocráticas de mayor trascendencia en la ciudad de Jerez de la
Frontera. La huella de su presencia en ella se deja sentir en el ámbito de la
arquitectura civil. Tres casas-palacio perduran aún como testimonios de las
tres ramas de esta familia que en ellas habitaron. De la unión de Eutropio Ponce
de León, hermano del célebre Marqués de Cádiz, con Catalina de Vera salen dos
de las líneas jerezanas del linaje, la de los Ponce de León y Trujillo, cuyos
miembros serán los propietarios de la casa de la calle San Blas, y la de los Marqueses
del Castillo del Valle de Sidueña, dueños de la situada en la Cruz Vieja. La
tercera línea, originada tras el matrimonio de Francisco Ponce de León, nieto
del Marqués de Cádiz y hermano del primer Duque de Arcos, con María de la Cueva,
vivirá en el palacio emplazado enfrente del convento de Santa María de Gracia.
Recientemente, hemos abordado un estudio de estos
tres edificios dentro de una monografía sobre este linaje[1].
Por razones de espacio no pudimos tratar en ese texto un aspecto que logramos constatar
a partir de la documentación consultada y que permite ofrecer una visión más
completa sobre el legado artístico de los Ponce de León en Jerez. Nos referimos
a su significativa faceta de mecenazgo en conventos, iglesias y cofradías de la
ciudad durante el periodo barroco[2].
A través de dos ramas diferentes, los Ponce de León
poseerán una destacada relación de patronazgo sobre sendos conventos de monjas
de la ciudad, Santa María de Gracia y San José. Su condición de patronos los
llevó a ejercer de benefactores de ambas comunidades, financiando diferentes
obras de las que quedan distintas muestras y perduran diversos elementos. No
menos relevante fue la estrecha vinculación de este apellido con la hermandad del
Santo Entierro o Cristo del Calvario, una imagen a la que favorecieron con
diversas donaciones. Pero, aunque sean estos quizás los ejemplos más
representativos, la protección de los Ponce sobre las iglesias jerezanas fue
más amplia, hasta el punto de que hay que juzgar como especialmente destacada
la huella de este apellido en aquella ciudad-convento que fue Jerez en la Edad
Moderna y, sobre todo, durante el Barroco. Un periodo, este último, del que nos
han llegado un buen número de noticias al respecto. A continuación
sintetizaremos cada una de ellas, aclarando la identificación de los sucesivos
benefactores.
1. Protectores de las agustinas, cofrades del Calvario y feligreses de San Lucas
Empezando por la rama creada por
Francisco Ponce de León y María de la Cueva, hay que referirse al caso del
convento de religiosas agustinas de Santa María de Gracia, el cual ofrece
especial interés para nuestro estudio por la relevante presencia en él de esta
familia. Su ubicación frente al propio palacio de los Ponce de León hace
suponer que el vínculo de los sucesivos dueños de la casa con el vecino
cenobio, fundado en 1526, fue estrecho, prolongándose durante muchos años. Así,
por ejemplo, Manuel Ponce de León Villavicencio en 1689 custodiaba en el
oratorio de la vivienda “una arquita de
China” en la que se guardaba al Santísimo Sacramento cada Jueves Santo en
el convento[3]. Ello demuestra que
existió, desde al menos el siglo XVII, una relación privilegiada y de confianza
que pudo materializarse en distintos elementos artísticos costeados por los
Ponce con destino a la iglesia conventual.
Fig. 1. Retablo mayor de la iglesia del convento de Santa María de Gracia (anónimo, hacia el segundo tercio del siglo XVII) |
De manera indirecta nos consta, de hecho,
que ellos eran los propietarios de la propia imagen de la Virgen titular del
convento y de los cuadros que forman parte del retablo mayor. Nos estamos
refiriendo a un conjunto retablístico que hay que situar en torno al segundo
tercio del Seiscientos, como manifiestan sus características formales (Fig. 1). Sin duda, se ejecutaría años
después de la conclusión del actual templo, que aún en 1626 estaba fabricado en alberca, es decir, sin abovedar[4].
Por aquel tiempo habitaba el cercano palacio el abuelo del citado Manuel Ponce
de León Villavicencio, Luis Ponce de León y Villavicencio, al que se debe la
reforma que por esos años sufre la casa familiar, por lo que entra dentro de lo
probable que interviniera también en la financiación de estas piezas.
De cronología cercana al retablo mayor es
el del Cristo del Calvario, obra que también sabemos que fue propiedad de la
familia. Como en el caso anterior, el dato queda reflejado en el inventario de
la Desamortización de 1836, donde estas y otras piezas de la iglesia se apunta
que pertenecían a la Casa de Don Manuel
de Calvario[5]. No olvidemos la devoción
familiar a la imagen venerada en la Capilla del Calvario, en la que el
crucificado de las agustinas parece inspirarse. Esto llevaría precisamente al
uso del nombre de pila “Manuel del Calvario” en la familia[6].
En relación a la vinculación con la talla
original del Cristo del Calvario, una figura clave fue el mencionado Manuel
Ponce de León Villavicencio, donante de la hoy conocida como urna del Santo
Entierro. En su testamento de 1689 declara que
en años pasados tomé a mi cargo la solicitud de juntar entre personas debotas
limosnas para haser un sepulcro de plata de martillo para el Santo Cristo del
Calbario mi Señor. Al recogerse la corta cantidad de 70 pesos, decide
hacerse cargo personalmente de la obra y realizarla a su costa encargándosela
en Sevilla al reputado platero jerezano Juan Laureano de Pina. Los trabajos
continuaban cuando otorga su última voluntad, en la que ordena que se prosigan,
aunque fuese necesario aplicar para ello la
limosna de las quinientas missas que por este mi testamento mando desir por mi ánima
y aunque sea nesesario gastar los maravedises que fueran necesarios para mi
enterramiento. Asimismo, impone que una vez acabada y puesta en él la
imagen se haga escritura de recibo por parte de la hermandad con la obligación
de mantener la talla dentro de la urna, salvo en circunstancias especiales. En
caso contrario, el sepulcro pasaría a manos del Convento de la Merced Calzado para que con el hagan las alajas que les
paresiere para el adorno del altar de la Santisima Virgen mi Señora de las
Mersedes. Aclara además que el dicho
sepulcro lo hago a mi costa todo el porque aunque junte los dichos setenta
pesos de limosna dicha cantidad la aplique y di para la Portada de la obra que
se hizo en dicha Yglesia del Santo Cristo del Calvario[7].
Esto último hace referencia a la construcción de la fachada principal de la
capilla, fechada por una inscripción en 1675.
El proyecto de la urna, desde luego, se prolongó durante bastantes años pues
hay noticias de que ya se había iniciado en 1669 y se sabe que no se firma la
escritura de donación hasta 1694, superando su coste total los 1.100 pesos[8].
Pero la fuerte religiosidad de Manuel
Ponce de León Villavicencio no sólo se dejó sentir en su devoción al Cristo del
Calvario. En su testamento también deja constancia de la construcción de un
oratorio en su casa. Igualmente queda patente en este documento su fervor por
la Virgen de Guadalupe de San Lucas. En este sentido, afirma que yo di limosna y coloqué en el altar maior de
la iglesia Parrochial de Señor San Lucas donde está la imagen de la reina de
los Ángeles María Santísima mi señora y abogada con el titulo de Guadalupe un marco
dorado y estofado el qual mi afecto de nuevo lo ofrece para adorno de su altar
y frontales[9].
Tras su muerte, su viuda Leonor de la
Cueva continuó el mecenazgo de su marido. En esta ocasión, las miradas se
pusieron en otro convento vecino al Palacio de los Ponce de León, el
desaparecido de Belén, de mercedarios descalzos, ubicado a las espaldas de su
casa. Así, en 1729 encargará el retablo de San José de su iglesia a José Rey,
pieza no conservada que alcanzó un costo de 3.200 reales[10].
Décadas más tarde, en 1763, un nieto de
Manuel Ponce de León Villavicencio y Leonor de la Cueva, Manuel Ponce de León y
de la Cueva seguirá con la labor de su abuela a favor del Convento de Belén, al
que dona un órgano, encargado a Francisco Pérez de Valladolid[11].
Volviendo a Santa María de Gracia, tras
los antecedentes señalados en el Seiscientos, en el último cuarto del XVIII los
Ponce se convertirán en patronos del convento. Francisco José Ponce de León y
de la Cueva, hermano del anterior, será el primero que ejercería como tal. Así,
el 24 de marzo de 1775 se reúnen las monjas en presencia del vicario Fray
Carlos Hoydonk y por mandato de la priora Sor María Antonia Carmayno, quien
les hizo
presente los muchos favores que el convento había recibido del Señor Don
Francisco Ponce de León y Cueva, y de todos sus señores hermanos así en las
graves urgencias que ha tenido el Convento como en las muchas limosnas con que
han concurrido para la reedificación de la Yglesia que arruinó el terremoto del
año pasado de mil setecientos setenta y tres, y pareciéndole regular que el
Convento les manifieste su gratitud, no ha habiendo tenido, ni teniendo su
dicha Yglesia Patrono, si les parecía conveniente el que se nombrase por tal
patrono de ella al referido Señor Francisco Ponce de León y Cueva, y sus legítimos
sucesores primogénitos a su casa y mayorazgo[12].
Por tanto, hay que concluir que los
Ponce, con Francisco Ponce de León
y Cueva a la cabeza, jugaron un papel esencial en la reconstrucción que sufrió
el templo entre 1773 y 1775[13] y
que le dio al interior su dieciochesco aspecto actual. De este momento deben de
ser las bóvedas y la decoración de molduras geométricas y pinturas murales que
recubren las paredes. Es ahora cuando se realizan también los retablos de Santa
Rita de Casia y San Nicolás de Tolentino, de los que consta asimismo que fueron
costeados por la familia según el referido inventario[14].
Se trata de piezas de especial interés por su movido diseño donde puede
percibirse la huella del estilo de Andrés Benítez, el más prestigioso
retablista de la zona por ese tiempo. Se colocaron en los laterales de la
cabecera de la iglesia, integrados dentro de una curiosa decoración pictórica a
manera de trampantojo[15] (fig. 2).
Fig. 2. Retablo de Santa Rita de Casia de la iglesia del convento de Santa María de Gracia (atribuible a Andrés Benítez, hacia la década de los setenta del siglo XVIII) |
El mismo documento demuestra la propiedad
de los Ponce sobre el púlpito que aparece integrado dentro del cancel de la
puerta del evangelio de la iglesia[16].
Incorpora nuevamente motivos decorativos habituales en la obra de Benítez. Es
probable que también fuera tallado con motivo de esta reforma, aunque debemos
advertir que sabemos que el artista jerezano hizo un cancel para esta iglesia
antes de 1770, no siendo descartable su identificación con el que forma
conjunto con este púlpito[17].
De nuevo, los nombres de los hermanos
Francisco y Manuel Ponce de León y de la Cueva aparecen vinculados a otro
ejemplo de mecenazgo artístico. Y otra vez, como hiciera su abuelo, aplican sus
recursos a favor de la Capilla del Calvario. Ambos son citados en el contrato
de su nuevo retablo mayor, que concierta en 1783 Rodrigo de Alba. En la
escritura se especifica que el artista les había entregado a ambos el diseño de
la pieza para su aceptación y califica a ambos hermanos de especiales devotos, aclarando que el primero era el actual prioste que de muchos años a esta
parte continúa siendo de dicha capilla. Son ellos además los que hacen
personalmente el pago de una primera cantidad de más de 4.300 reales para
comprar madera con el objetivo de iniciar la obra. En este sentido, sabemos
que, al no contar la hermandad con medios propios, el trabajo iba a ser
financiado a través de limosnas, por lo que, aunque no fuera en su totalidad,
los Ponce sí debieron de liderar la financiación, como deja entrever el
contrato, en el que se deja constancia incluso de que éstos podían solicitar el
diseño al retablista para controlar directamente el desarrollo de su realización[18].
El retablo, afortunadamente, ha llegado a nuestros días, siendo una de las
muestras más tardías de la retablística barroca jerezana. Como en los retablos
de Santa María de Gracia, Francisco y Manuel apuestan por el ya agonizante Rococó,
aunque aquí el artista elegido sea Alba y no Benítez, que había reducido su
actividad en sus últimos años de vida a causa de una enfermedad (fig. 3).
Fig. 3. Retablo mayor de la capilla del Calvario
(Rodrigo de Alba, 1783) |
En cuanto a las líneas que parten de
Eutropio Ponce de León, curiosamente también tuvieron relación con la cofradía
del Calvario, al menos, en el siglo XVII. Aquí hay que mencionar a Francisco
Ponce de León y Trujillo, quien lleva a cabo la donación de sendas lámparas de
plata, hoy no conservadas, a favor de la imagen del Cristo del Calvario. La
primera se dona el 22 de septiembre de 1666. Por la escritura correspondiente
conocemos que poseía la siguiente inscripción: Esta lámpara de plata dio Don Francisco Ponze de Leon cavallero del
horden de Calatrava para que esté perpetuamente en presencia del Santo Christo
del Calvario, año de mil y seiscientos y sesenta y seis. Tenía además dos
escudos grabados del blasón de los Ponce de León. Con posterioridad, el 13 de
marzo de 1682 entrega la segunda por su mujer Leonor Luisa Núñez de Prado. Del
mismo modo, en este caso se hace constar la inscripción: Esta lámpara dio Francisco Ponze de Leon caballero del horden de
Calatraba por boluntad y disposición de Doña Leonor Luisa Núñez de Prado su
mujer para que perpetuamente esté delante del Santo Christo del Calbario año de
mil y seiscientos y ochenta y dos. En esta ocasión se colocaron en ella los
escudos de los Ponce de León y de los Prados[19].
Mariana Ponce de León, hija de Francisco
Ponce de León y Trujillo y su primera esposa, Luisa Leonor Lorenzo de Fuentes,
tras su boda con Francisco Luis Ponce de León Dávila, se traslada a vivir a la
casa de su marido en la collación de San Lucas. Fue en su iglesia parroquial
donde este matrimonio será enterrado, en concreto delante del altar de Santa
Ana. Así consta en una lápida que nos informa de que allí reposaban sus restos
junto a los de dos de sus vástagos, Francisco y José, este último capellán de
la Capilla Real de Sevilla, todos los cuales habían elegido ese sepulcro por la deboción que tubieron a Señor San
Joachin i Santa Ana[20].
El propio José Ponce de León hizo en 1733 a su costa la escultura de San
Joaquín que aún perdura en el altar, según se atestigua en una inscripción en
la propia peana de la talla, que también informa de que un tercer hermano,
Juan, que se sabe que fue canónigo de la Catedral de Sevilla y visitador del
Arzobispado[21], había costeado el dorado
del retablo y “renovado” la imagen titular de Santa Ana, ambas piezas, altar y
escultura, sustituidas en 1774 por el conjunto actual. La figura de San
Joaquín, que sí ha perdurado, es una notable obra atribuible al imaginero
Francisco Camacho de Mendoza[22].
Por el testamento de José, fechado en
1748, éste establece que se haga una lámpara para San Joaquín. Asimismo dona a
la iglesia la imagen de Maria Santisima
del Refuxio que tengo en mi oratorio que es de pintura y su marco de talla y
tendra de alto uno y otro dos baras y media y una y media de ancho y se coloque
en el pilar colaterar frente del púlpito […] y si no estuviere dorado dicho marco que se dore. Una pintura que
tal vez pueda identificarse con el cuadro de la Virgen con el Niño que se
conserva hoy junto al altar de San José, interesante lienzo con rico marco
tallado y fechable hacia el segundo cuarto del siglo XVIII. Junto al citado
testamento se adjunta el recibo firmado por Juan González de Silva, cura de San
Lucas, por el que se recibía el 18 de diciembre de 1748 dicha pintura[23].
El propio González de Silva, impulsor de la transformación barroca del templo,
aparece mencionado en este documento como albacea de José Ponce de León, por lo
que es posible suponer que el apoyo de este último y su familia a las obras de
barroquización de este edificio medieval pudo tener cierta relevancia[24].
2. Los Marqueses del Castillo y el patronazgo sobre el convento de las Descalzas
Luis Francisco Ponce de León Dávila,
primogénito de Francisco Luis Ponce de León Dávila, y Marqués del Castillo del
Valle, en su testamento que otorga de manera conjunta con su esposa Isabel de
la Cerda en 1712 nos informa de que habían donado por su singular devoción y afecto a la Virgen de la Consolación una
cruz de oro con 18 esmeraldas, valorada en 200 ducados, por escritura ante
Alonso José de la Cuesta en 19 de octubre de 1709. No es extraño que,
precisamente, sea en la propia iglesia del Convento de Santo Domingo, muy cerca
de la capilla de la copatrona de la ciudad, donde piden ambos ser enterrados[25].
Sin embargo, en fechas posteriores deciden rectificar esta última manda,
seguramente motivados por su papel de mecenazgo en otros templos de la ciudad.
De manera particular, de Isabel de la
Cerda contamos con otras noticias. Por el testamento de su hijo Francisco Ponce
de León y Cerda tenemos conocimiento de que finalmente decidió cambiar el lugar
de su sepulcro por la iglesia de San Juan de Letrán, donde eran patronos de una
capellanía
y
por dicho patronato tengo derecho al altar y entierro del lado del evangelio,
en donde la dicha señora mi madre mandó hazer y dorar y efectivamente se hizo y
doró a su costa un retablo y se colocó en él la pintura de una Ymagen de
nuestra Señora de los Desamparados, en cuio entierro está sepultado el cadáver
de la dicha señora mi madre[26].
A partir de esta unión entre Isabel de
la Cerda y Luis Francisco Ponce de León pasó a estos Ponce de León, además del
referido título de marqués, el patronazgo del Convento de San José, de
franciscanas descalzas, de la calle Barja. Fundado en 1628 a partir de las
disposiciones testamentarias de Mateo Márquez Gaitán y su esposa Catalina de la
Cerda, las obras de construcción de su iglesia comenzaron ese mismo año pero
los recursos que dejaron para ello el matrimonio fundador fueron insuficientes.
Es por ello que los problemas de conservación del edificio fueron especialmente
graves a partir de las últimas décadas del siglo XVII. Hay constancia de que en
1714 existía un pleito por el patronazgo del cenobio que terminaría suponiendo
un apoyo más decidido de los sucesores de los fundadores. De este modo, se sabe
que la entonces Marquesa del Castillo del Valle, que identificamos con la
propia Isabel de la Cerda, costeó la construcción de una nueva enfermería en
1726[27].
En la zona del presbiterio fue donde precisamente fue enterrado su marido, como
demuestra una lápida con los escudos heráldicos de los apellidos De la Cerda y
Ponce de León y la siguiente inscripción: Aquí
yace el señor don Luis Ponce de León, Marqués del Castillo del Valle, marido de
la señora doña Isabel de la Cerda, Marquesa de dicho título, patronos de este
convento[28].
Su hijo Francisco Ponce de León y Cerda continuó la labor
de sus padres e incluso pudo acentuar su vinculación con el convento. Al
respecto, resulta de gran interés su citado testamento, otorgado en 1771. De
hecho, también es allí donde, de manera significativa, manda sepultarse.
Además, en este documento resalta su condición de patrono y síndico. Así,
declara que como patrono lo
correspondía llevar la llave del Sagrario el Jueves Santo y asistir el día de
San José cuando se pone tapete y silla de
terziopelo con el escudo de mis armas que para este fin he hecho construir poniéndola
al lado del evangelio para asiento mío, dándoseme también una vela de cera de
una libra de peso; y reparando lo preciso en la capilla maior[29].
Más adelante afirma que
haze muchos
años soy sindico y administrador del convento de Religiosas Descalzas del orden
de Santa Clara de esta ciudad sus bienes y rentas y mediante el especial
cuidado que he tenido en esta administración he conseguido de expensas de mi
eficacia considerable adelantamiento en la renta del convento y de aquí ha
nacido estar viviendo su comunidad con desahogo en lo correspondiente a su manutención[30].
De
esta manera, a través de la inversión de su propio capital en obras como el
reparo de la capilla mayor y también mediante una óptima administración económica,
el convento vive en el XVIII un cierto periodo de esplendor. Es entonces cuando
se hacen una buena parte de los bienes muebles de la iglesia, como son sus
retablos. El mayor, obra del segundo cuarto del siglo y atribuible a Agustín de
Medina y Flores, experimenta, en los años previos a la fecha en la que
Francisco Ponce de León y Cerda redacta su testamento, una importante reforma
con la realización de un nuevo ático por Andrés Benítez. Este artista hizo
antes de 1770, además de este trabajo, los retablos del coro bajo y,
seguramente, el espléndido púlpito[31].
Todas estas labores pudieron coincidir con la intervención sobre el presbiterio
que Ponce de León menciona. De este momento son los ángeles lampareros que dan
entrada a este espacio y que se pueden asignar a Jacome Vacaro[32] (fig. 4).
Fig. 4. Interior de la iglesia del convento de San José. |
Por
su codicilo de 1778 contamos con una última muestra de generosidad al convento
de las Descalzas, ya que dona un reloj de caja que tenía en su casa[33].
Francisco
Ponce de León y Cerda pide a su hijo primogénito en su última voluntad de 1771
que continúe con el patronazgo del convento. Y, en efecto, Luis Ponce de León y
Cerda cumplió con los deseos de su padre. Una placa en la portada de la iglesia
que se abre al compás deja el testimonio de que fue financiada por este último:
AÑO DE 1797 / COSTEO ESTA PORTADA Y /
CANCEL DN LVIS PONZE DE / LEON Y CERDA MARQUES / DEL CASTILLO DEL
VALLE / PATRONO Y SINDICO DE ESTA / STA CASA PARA MEMORIA DE / SV
AMOR A ELLA.
La
portada, cuya autoría desconocemos, es, como cabe esperar por su cronología, de
estética neoclásica, como se observa en su frontón triangular, coronado por
tres pesados pináculos piramidales. Con todo, perviven aún ciertos recuerdos
barrocos en esa especie de guirnalda con mascarones, hoy parcialmente mutilada,
que sustituye al preceptivo entablamento (fig.
5).
Fig. 5. Portada de la iglesia del convento de San José (anónimo, 1797) |
3. Parroquianos y benefactores de San Mateo
Respecto
a los habitantes de la casa de la calle San Blas, mantuvieron en el siglo XVIII
unos fuertes lazos con su parroquia de San Mateo, que se materializarían en la
financiación de diversas obras artísticas del templo. En el testamento de Pedro
Esteban Ponce de León Torres otorgado en virtud de poder por su viuda Catalina
Ponce de León en 1753 se expresa que el cuerpo de éste
fue enterrado
en la dicha Yglecia Parroquial de Señor San Matheo en la bobeda de la Hermandad
y cofradía de nuestra señora deel Desconsuelo de donde era prioste, lo que
mandó se executase así por la mucha devosion que tenia a dicha milagrosa
Ymagen, sin embargo de tener entierro propio de su casa en el real convento de
Señor Santo Domingo[34].
Aunque
el documento no aporta más detalle, su condición de prioste y su devoción a la
Virgen del Desconsuelo, sin duda, lo convertiría en benefactor de la cofradía,
cuya capilla debió de sufrir algunas transformaciones precisamente en torno a
los años cuarenta, momento en el que parece que se acaba el retablo que preside
el espacio donde este personaje es sepultado[35].
Su propia esposa, Catalina Ponce de León,
cuando redacta su última voluntad en 1767 lega a la Yglesia de Señor San Matheo mi Parroquia, cien ducados para la
conclucion del retablo del Altar mayor; y asimismo un velo para la imagen de
nuestra Señora que se ha de colocar en él[36].
En efecto, el retablo mayor de San Mateo, obra de Andrés Benítez, se encontraba
en ejecución por ese tiempo, siendo iniciado en 1766 y acabado, a falta de su
dorado, en 1768[37]. Por otra parte, Catalina
establece además que para quando llegue
el caso de dorarse el retablo de San Ramon Nonnato que se venera en la Yglecia
del Convento de Religiosos Mercenarios Descalzos, mando que se haga velo de seda[38].
Finalmente,
hay que decir que su segundo esposo, Luis Ponce de León y Cerda, del que ya se
habló al referirnos a la portada neoclásica del Convento de San José, fue
asimismo el promotor, en su propia casa, de la capilla de San Mateo “El Chico”,
a la que fue trasladada la parroquia tras la ruina y posterior reconstrucción
ocasionada por el Terremoto de Lisboa de 1755[39].
La ostentación y la búsqueda de
prestigio de la oligarquía quedan patentes no sólo en su modo de vida y en sus
moradas, sino también en su patronazgo sobre diversas entidades religiosas. En
el caso de los Ponce de León, este último aspecto, creemos, a la luz de nuestras
investigaciones, que resulta innegable. De esta faceta de mecenazgo, con
frecuencia unida a lo devocional, se han dado numerosos y significativos
ejemplos en este artículo. Ello ha permitido completar una visión sobre la
huella artística dejada por esta estirpe en la ciudad de Jerez de la Frontera
durante el Barroco, empleándose para ello además un enfoque poco habitual a la
hora de encarar el estudio de la historia del arte jerezano, que sigue siendo susceptible
de mayores profundizaciones desde este tipo de perspectivas.
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[1] Moreno Arana, 2022. Remitimos a
este trabajo para profundizar en la genealogía de las tres ramas citadas.
[2] En el ámbito del retablo
dieciochesco ya dimos algunas noticias sobre el mecenazgo artístico de los
Ponce en: Moreno Arana, 2014a, p. 74.
[3] Archivo de Protocolos Notariales
de Jerez de la Frontera (en adelante: APNJF), tomo 2094, oficio 6, escribano
Juan Gómez Rendón, año 1689, f. 354.
[4] En ese año se hace cargo de las
obras el arquitecto Pedro Rodríguez del Raño: Jácome González y Antón Portillo,
2002, p. 113.
[5] Archivo Histórico Provincial de
Cádiz (en adelante: AHPC), Sección Hacienda, Desamortización, caja 1236,
expediente 19, f. 36v.
[6] Muñoz y Gómez, 1903, pp. 75-76.
[7] APNJF, tomo 2094, oficio 6,
escribano Juan Gómez Rendón, año 1689, ff. 350v-351.
[8] Rosa Mateos, 2014, pp. 217-219.
[9] APNJF, tomo 2094, oficio 6,
escribano Juan Gómez Rendón, año 1689, f. 350.
[10] Moreno Arana, 2014a, p. 236.
[11] Moreno Arana, 2014a, p. 74, nota
36
[12] Archivo Municipal de Jerez de la
Frontera (en adelante: AMJF), Fondo Pilar Ponce de León, legajo 25, expediente
757, s/f.
[13] Estas fechas de inicio y término
de las obras son recogidas en una inscripción pintada en la reja del coro bajo
que incluye los nombres de los citados vicario y priora del convento. Se
menciona por primera vez la existencia de esta inscripción en: VV. AA., 1998,
p. 104.
[14] AHPC, Sección Hacienda,
Desamortización, caja 1236, expediente 19, ff. 36-37.
[15] Moreno Arana, 2014a, pp.
461-462.
[16]
AHPC, Sección Hacienda, Desamortización, caja 1236, expediente 19, f. 38.
[17] Ya mencionamos este púlpito y
apuntamos su relación con los Ponce de León en: Moreno Arana, 2014a, p. 461,
nota 171.
[18] Moreno Arana, 2014a, pp. 476-480.
El contrato fue dado a conocer en: Aroca Vicenti, 1997, f. 243. Se puede
consultar en: APNJF, tomo 2828, oficio 6, escribano Diego Flores Riquelme, año
1783, ff. 299-301.
[19] AMJF, Fondo Pilar Ponce de León,
legajo 3, expediente 88, s/f.
[20] La inscripción de la lápida está
parcialmente perdida pero permite identificar a los difuntos: AQVI IASEN SEPVLTADOS / LOS SS
DN FRANCO PONZE DE / LEON DEL ORDEN DE CALATRA
/ BA I D. MARIANA PONZE DE LEON / CON SVS HIJOS D. FRANCO PONZE / DE
LEON DE DICHO ORDEN Y DN / …PH PONZE DE LEON PRES / …PELLAN MAIOR
QVE / … REAL CAPILLA DE / … DE SEVILLA ELIGIER / ON ESTE SEPVULCRO POR LA DEBO
/ CION QVE ..VBIERON A Sr SN JOACHIN / I SA
STA ANA. / R. Y. P.
[21] Moreno de Guerra, 1912, p. 553.
[22] Sobre el antiguo retablo y la
imagen de San Joaquín ver: MORENO ARANA, 2016, pp. 117 y 124.
[23] AMJF, Fondo Pilar Ponce de León,
legajo 3, expediente 94, s/f.
[24] Sobre esta reforma barroca de
San Lucas ver: Moreno Arana, 2016, pp. 105-136.
[25] En concreto, en dos sepulturas
terrizas entre los altares de San Vicente Ferrer y Santa Lucía: APNJF, tomo
2289, oficio 16, escribano Melchor de Mirabal y Medina, año 1712, f. 119.
[26] APNJF, tomo 2713, oficio 9,
escribano Francisco Fernández Gutiérrez, año 1771, f. 81.
[27] Todos los datos anteriores en: Fuera…, 2004, s/p.
[28] Trascripción recogida en: VV.
AA., 1998, p. 80.
[29] APNJF, tomo 2713, oficio 9,
escribano Francisco Fernández Gutiérrez, año 1771, f. 80v.
[30] APNJF, tomo 2713, oficio 9,
escribano Francisco Fernández Gutiérrez, año 1771, f. 83.
[31] Todas estas obras las tratamos
en: Moreno Arana, 2014a, pp. 329-330, 410, 438-441.
[32] Los relacionamos con este
escultor en: Moreno Arana, 2014b, p. 190.
[33] APNJF, tomo 2776, oficio 9,
escribano Francisco Fernández Gutiérrez, año 1778, f. 13v.
[34] APNJF, tomo 2563, oficio 5,
escribano Juan Ponciano de Argüello, año 1753, f. 338.
[35] Moreno Arana, 2018, pp. 476-478.
[36] APNJF, tomo 2677, oficio 5,
escribano Cristóbal González, año 1767, ff. 387v-388.
[37] Moreno Arana, 2014a, pp. 432-436.
[38] APNJF, tomo 2677, oficio 5,
escribano Cristóbal González, año 1767, f. 388. Este retablo no se conserva,
aunque en algún momento se ha identificado con el de San Ramón Nonato que hoy
se encuentra en la iglesia de San Mateo. Sobre él, ver: Moreno Arana, 2018, pp.
471-472.
[39]
Aroca Vicenti, 2018, pp.
404-408.
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