Publicado en: JIMÉNEZ LÓPEZ DE EGUILETA, Javier E. y POMAR RODIL, Pablo J. (coord.): Limes Fidei. 750 años de cristianismo en Jerez, Diócesis de Asidonia-Jerez, Jerez de la Fra., 2014, pp. 272-273, ISBN 978-84-697-1928-2.
Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Jerez de la Frontera.
Anónimo, ¿hacia 1671?
Es difícil precisar la cronología de esta talla. El
hecho de formar un armónico grupo procesional con el titular de la cofradía del
Nazareno puede llevar a suponer que ambas se hicieran por el mismo tiempo y por
unas mismas manos. Ciertas afinidades podrían fundamentar esta hipótesis, aunque
por ahora se carece del necesario respaldo documental. En cualquier caso, pese
a que se ha venido considerando que este conjunto escultórico podría datarse a
finales del siglo XVI o principios del XVII, investigaciones recientes permiten
presumir que, al menos, la escultura de Jesús debió de ejecutarse en una fecha
no muy anterior al 24 de agosto de 1671. Es entonces cuando los cofrades
deciden donar la imagen que hasta ese momento habían venerado al recogimiento
de mujeres conocido como Beaterio de las Nazarenas. La correspondiente
escritura notarial justifica la donación por la existencia de “dos hechuras del Santo Cristo de Jesús
Nazareno” y la imposibilidad de conservar por falta de espacio la antigua en
la capilla que la hermandad poseía en el compás del Convento de San Francisco.
Por todo lo dicho, no sería descabellado situar la realización de “Marquillo”
también hacia 1671. No obstante, mayor dificultad entraña proponer una autoría.
En este sentido, sabemos que por aquel tiempo estaba asentado y plenamente
activo en la ciudad un seguidor de José de Arce, Francisco de Gálvez, pero hay
que advertir que es un artista cuya relación estilística con estas obras no
resulta clara, por lo que deberán ser futuros estudios los que logren dilucidar
esta cuestión.
La pieza aparece ya citada como “Marquillo, el Judío” en un inventario
de bienes de la cofradía redactado en 1813. Ello nos habla de la imprecisión
con que es representada la figura de este sayón, vestido como un pintoresco
soldado romano con faldellín y coraza de inspiración clásica pero dotado de una
exagerada nariz hebrea. A este aspecto ambiguo se une el anacronismo de las
botas, el casco emplumado y el pronunciado mostacho que recorre el rostro. La
composición general es teatral y dinámica, acorde con la fecha de su presumible
datación. El acentuado movimiento hacia delante y la violencia con que tira de
la cuerda atada al cuerpo de Cristo quedan subrayados por las diagonales que
describen la inclinación del torso y la disposición retrasada del brazo y la
pierna derecha. La cabeza se gira levemente hacia atrás en expresión de burla.
Como suele ser habitual en este tipo de figuras procesionales barrocas, el
rostro posee un carácter caricaturesco, que pretende reflejar la maldad del
personaje. Por el contrario, llama la atención el modelado realista y esmerado
de manos y brazos. Asimismo es destacable el acabado polícromo, si bien no
parece mostrarnos por completo su apariencia original, en especial en el dorado
de la coraza y el yelmo, rehechos quizás en la segunda mitad del siglo XVIII y
que se decoran con incisiones que forman dibujos geométricos y estilizaciones
vegetales. En cambio, más cercanos a la estética del XVII son las bandas con
jugosos rameados pintados en el faldellín.
Se ha indicado que el autor de esta peculiar figura
se basó para su composición en estampas flamencas y alemanas del siglo XVI, habiéndose
citado ciertas representaciones del “Camino del Calvario” concebidas por Durero
y Jerónimo Wierix. En cualquier caso, es probable que el modelo empleado pudiera
tener su punto de partida en un grabado de este tema creado por Martin Schongauer
hacia 1485. Por otra parte, la popularidad del Nazareno jerezano provocó que ya
desde el siglo XVIII se hicieran pequeños conjuntos escultóricos destinados al
culto privado que se inspiraron en él y donde no falta la distintiva figura de “Marquillo”,
como vemos en los ejemplares conservados en los conventos de la Merced de Jerez
y de las Descalzas de Sanlúcar de Barrameda.
Se trata, en definitiva, de una obra de un
considerable interés por sus cualidades propias pero, sobre todo, por el reducido
número de tallas de sayones pertenecientes a misterios procesionales del
periodo barroco que se han conservado en Andalucía, la mayoría desaparecidas en
el siglo XX debido a agresivas modas cofradieras de origen sevillano.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:
Antonio De la Rosa Mateos,
“La iconografía del conjunto de Jesús Nazareno y Marquillo de Jerez plasmadas
en diferentes representaciones artísticas (siglo XVIII-XIX)”, Noche de Jesús, n° 14 (2011), pp. 19-26.
Antonio De la Rosa Mateos, La capilla
de Jesús Nazareno en el convento de San Francisco, Jerez de la Fra., Hermandad
de Nuestro Padre Jesús Nazareno, 2013.
José Jácome González y
Jesús Antón Portillo, “A vueltas
con la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Jerez de la Frontera: su
fundación y la adquisición de la imagen titular”, Jerez en Semana Santa, n° 11 (2007), pp. 491-502.
José Luis Repetto Betes
(coord.), La Semana Santa de Jerez y sus
cofradías. Historia y Arte, tomo I, Jerez de la Fra., Ayuntamiento de
Jerez, 1995.
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